Cuando uno se va de su país, se prepara —aunque sea un poquito— para lo desconocido. Sabes que vienen cambios, retos, que vas a extrañar… pero también hay una parte de ti que piensa: “si no me va bien, siempre puedo volver a casa”.
Y ese “volver” suena a refugio. A lugar seguro. A lo conocido.
Pero lo que casi nunca te cuentan es que volver también puede doler.
Y a veces, duele más de lo que dolió irte.
Muchas personas regresan a su país después de años y sienten que ya no encajan. Que su ciudad cambió, que la gente ya no habla de lo mismo, que las rutinas que antes eran normales ahora se sienten extrañas.
Y entonces aparece una sensación incómoda, difícil de explicar: “Estoy en casa, pero no me siento en casa.”
¿Qué es el shock cultural inverso?
Es ese desajuste emocional y psicológico que se vive al regresar a tu país después de haber pasado mucho tiempo en otro.
Cuando estuviste fuera, aprendiste cosas nuevas, cambiaste, creciste, te adaptaste a otras formas de vivir.
Y cuando volvés, te das cuenta de que ese “yo” que regresó ya no es el mismo que se fue.
A veces no reconoces tu propio idioma del todo.
A veces los comentarios de tu entorno te chocan.
A veces hasta te cuesta explicar lo que viviste porque sentís que no te van a entender.
Y todo eso puede hacer que te sientas extraña/o en tu propio lugar. Como si ya no pertenecieras a ningún lado.
¿Sabías que este sentimiento es más común de lo que parece?
Estudios indican que más del 60% de las personas que regresan a su país luego de una larga estancia en el extranjero presentan síntomas relacionados con el shock cultural inverso.
Eso incluye tristeza, ansiedad, irritabilidad, desmotivación, dificultad para reconectar con familiares y amistades, e incluso una sensación de pérdida de identidad.
El problema es que muchos ni siquiera saben que esto tiene nombre. Creen que están “siendo negativos” o que simplemente “no se están esforzando lo suficiente por adaptarse”.
Y no. Lo que pasa es que la vuelta también es un proceso de duelo.
¿Qué puedes hacer si te está pasando esto?
Primero: ser compasiva/o contigo misma/o.
Volver a casa no significa automáticamente volver a sentirte bien. Y eso no te hace malagradecida/o ni “difícil”.
También es importante tener un espacio donde poder hablar de todo esto sin culpa. Por eso, dentro del programa que desarrollé, incluí un acompañamiento específico para personas que regresan a su país y se sienten perdidas.
Este programa está pensado para ayudarte a:
- Comprender lo que estás sintiendo
- Procesar los cambios internos y externos que estás viviendo
- Volver a conectar con tu identidad, integrando lo que fuiste, lo que viviste y lo que sos hoy
- Rediseñar tu presente, con lo que tenés ahora, sin forzar una versión anterior de ti
Porque sí, volver puede doler.
Pero también puede ser una oportunidad para conocerte más a fondo, para construir un sentido nuevo, y para sanar todo lo que se movió en el camino.
No estás sola/o. Y no tenés por qué atravesar esto sin ayuda.